Es una cuestión clave que se creen los medios necesarios para que las personas con diversidad funcional puedan empoderarse, y Sex Asistent considera que no hay mejor forma que a través de su sexualidad. Para cualquier persona (sin diversidad funcional), la sexualidad no es un fin, sino un medio con el que lograr la plenitud de su existencia (física, psíquica, emocional, etc...). Pues para las personas con diversidad funcional debe de ser lo mismo. ¿Cómo? Empoderándolas a través de algo tan personal como la propia sexualidad.
Las personas con diversidad funcional quieren hacer lo mismo que el resto de personas, lo que a menudo necesitan de ayudas técnicas y/o humanas para hacerlas. Si les damos un servicio de asistencia sexual y nada más, no solo no las empoderamos, sino que recaemos en un servicio 'especial' y segregador, lo cual todavía es peor. La sexualidad se convierte así en una anécdota para unos pocos privilegiados, y con ella no se consigue nada más que satisfacer unas necesidades primarias inmediatas para esos pocos individuos.
Si lo que queremos es que las personas con diversidad funcional se empoderen, tomen las riendas de su vida, ejerzan su autonomía personal y una vida independiente, tienen que ser ellos los que decidan en todos los ámbitos de la vida... ¡Nada sobre nosotros sin nosotros!
La sociedad civil, las administraciones, los agentes sociales,,, pueden (y deben) colaborar a que ese entorno exista, pero deben de ser ellos mismos, empoderados, los que decidan quién, cómo, cuando, dónde... Para eso, no solo tiene que existir el servicio de asistencia sexual, para salvar así los prejuicios y estereotipos sociales entorno a la sexualidad en diversidad funcional y también entorno a las corporalidades no normativas, sino que debe de ser un servicio de autoservicio, exactamente igual que el de asistencia personal.
Con el acceso generalizado de los personas con diversidad funcional a la sexualidad activa, cambia la imagen, y la relación, de la sociedad en relación a las personas con diversidad funcional, porque así pueden dejar dejar de ser considerados ángeles asexuados o niños eternos, sino que serán personas empoderadas que toman decisiones sobre su propia vida. Por tanto, las relaciones entre personas con diversidad funcional y sin diversidad funcional dejarían de ser de sumisión para pasar a ser de igualdad. Además, con todo ello, la diversidad humana se puede convertir en algo natural y asimilable por toda la sociedad.
*Nota: Divertad es una palabra inventada por Javier Romañach, que resume la lucha las personas con diversidad funcional: vivir en libertad y con dignidad.
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